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"Una jactancia imperdonable"
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En Ixtapa-Zihuatanejo, Calderón aseguró que en México se ha perdido el respeto por la ley, la autoridad y la sociedad, por lo que es necesario trabajar para recuperar la capacidad del Estado para hacer frente a la delincuencia y el terrorismo que en algunas regiones del país han dado pasos por delante de la autoridad. Precisó que la tarea costará "hasta vidas humanas" y no habrá resultados inmediatos porque sería una jactancia imperdonable decir que la solución está al alcance de la mano.
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Durante su último encuentro con la cúpula empresarial como presidente electo en la edición 13 del Congreso del Comercio Exterior Mexicano, Calderón se comprometió a garantizar la seguridad de las familias, de los inversionistas y a evitar que nadie esté por encima de la ley, porque "la primera, irrenunciable y más importante obligación del Estado es el compromiso con la legalidad y el estado de derecho".
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Resguardado por un fuerte dispositivo de seguridad, acudió a este destino turístico, en el que una noche antes explotaron dos granadas en una zona habitacional, y aprovechó para adelantar a los líderes exportadores y empresariales que durante su toma de protesta "haré la promesa a los mexicanos de guardar y hacer guardar la ley,
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Ante la comunidad del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (Comce), Calderón afirmó que "en México se ha ido perdiendo el respeto por la ley y por la autoridad; eso implica en cierto sentido, a final de cuentas, que se ha perdido el respeto por los demás, por la comunidad que somos, la sociedad en que vivimos, por el país que tenemos y debemos trabajar de forma ardua para recuperar la capacidad del Estado para hacer frente a la delincuencia y el terrorismo".
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Atribuyó la pérdida de ese respeto a que el combate contra la delincuencia "implica tareas difíciles; lo hemos perdido porque hacer frente a este desafío tiene costos de todo tipo y por eso probablemente se opta por otros caminos".
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Sin embargo, dijo, en el combate a la delincuencia no hay alternativa más que la de recuperar y fortalecer la capacidad del Estado para dar garantías a los ciudadanos, aunque el costo sea alto y no haya resultados inmediatos.
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"Quiero ser honesto en mi planteamiento: no será fácil, no será rápido; sería pretencioso ofrecer resultados inmediatos, sería una jactancia imperdonable decir que la solución está simple y sencillamente al alcance de la mano. Costará tiempo, recursos y por desgracia probablemente hasta vidas humanas, pero para mí no hay otra alternativa."
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